Es que soy adolescente suena a excusa, y en cierto modo lo es, pero ante todo es una forma de pedir ayuda. El chico o la chica que se acoge a esta premisa no siempre lo hace para montar un argumento justificativo, sino como un grito de socorro para que los padres, y los adultos en general, nos esforcemos por comprender lo que ellos mismos no comprenden.
En el fondo, nos están pidiendo que no tiremos la toalla, que no cejemos en el empeño de seguir educándolos, que cambiemos las estrategias educativas, que nos armemos de paciencia, que recordemos nuestra adolescencia, que aprendamos a tratarlos, que no los dejemos solos...? Todo eso y mucho más nos lo están diciendo con sus frases adolescentes tan personales y tan universales.
Este libro nos enseña a utilizar en las conversaciones con adolescentes preguntas que desafíen sus expresiones con la finalidad de hacerles reflexionar sobre lo que creen ser, sobre lo que piensan, lo que sienten, lo que quieren y lo que hacen.
Y también nos ayuda a comprender a los adolescentes, algo que pasa por estar más con ellos, compartir sus inquietudes, conocer sus problemas, apaciguar sus temores, impulsar sus ilusiones? y no quitárnoslos de encima cuando comienzan a molestar.