Busco tu rostro
El que se inicia en la búsqueda de Dios sufre un proceso similar al que vive una mujer embarazada. Al principio nada siente, nada detecta. Solo algunos síntomas comunes a otras emociones del alma y cuya causa, Dios o sí mismo, le será difícil discernir. Sostenido por la fe y la esperanza de que en algún momento de su vida Dios le mostrará su rostro, continuará en el empeño.