Luciano Sandrin enseña Psicología de la Salud y la Enfermedad en el Camillianum de Roma. En su nuevo libro nos muestra cómo la misericordia y la compasión, aun siendo experiencias distintas, están estrechamente vinculadas. Ambas presuponen, como dice el título del libro, un corazón atento a los demás.
La compasión, en particular, implica la capacidad de sufrir, de participar en el sufrimiento ajeno. A la vista de la fragilidad humana, exige una respuesta de reconocimiento, de cercanía, de amor que sepa respetar la dignidad de cada persona. Algo que, según el autor, hoy podría estar seriamente comprometido: "El bombardeo de estímulos y de conexiones virtuales nos deja poco tiempo para reflexionar sobre el verdadero significado del mundo, nos «desconecta» de la realidad en la que vivimos, nos hace analfabetos para leer la comunicación no verbal en la relación cara a cara, y perdemos así la ocasión de salvar la parte viva de las personas que viven a nuestro lado".
Estos riesgos se pueden combatir con una educación adecuada, capaz de integrar una percepción y una interpretación cuidadosas de la realidad del sufrimiento con una acción efectiva para aliviarlo. Porque, escribe de nuevo: "La atención es un músculo vital de la mente: si lo usamos poco se debilita, mientras que si lo hacemos trabajar bien se refina cada vez más".
La perspectiva psicológica prevalece en el libro de Sandrin, acompañada de reflexiones espirituales y de pasajes bíblicos, particularmente de los relatos de los Evangelios, también interpretados en clave psicológica.